San José de Nazaret cumple con su deber de Padre Adoptivo de imponer el nombre de Jesús al Hijo Único de Dios y de María, su Esposa Virgen.
El Niño Divino nacido en Belén es llamado Yeshua o Dios es la Salvación. San Pablo retoma el himno eucarístico con el que la Iglesia proclama que «al nombre de Jesús se doble toda rodilla en el cielo, en la tierra y debajo de la tierra».
El Dios inmortal se ha unido a nuestra naturaleza humana mortal, liberandola del pecado para divinizarla en su Carne y Sangre, y hacernos participes de ella través de la Eucaristíaen el pesebre del Altar.
Jesús, sólo Él, es «verdadero Dios y verdadero Hombre». Pidamos la gracia y trabajemos por reproducir su vida para la salvación de todos.
