Recibimos por la Imagen de la Basílica higüeyana la tradición propia del Israel que confiesa a su Soberano Divino reinando desde el mismo seno de su familia.
Su Madre Reina le cuidará hasta que su Hijo tenga la edad para asumir el Trono del sacrificio, la Cruz.
Las tinieblas del fondo del cuadro no podrán alcanzar, menos opacar, la luz que ha nacido en la historia y que presente en este mundo…
Oscuridad que se detiene y no avanza por la vigilancia y protección atenta de San José, el sirviente descendiente de David que custodia a la Luz de Luz, el hombre de bajo perfil ante el esplendor de la Esposa y Madre Virgen y su Único Hijo.
Nos toca a nosotros difundir esya Luz, trabajar por la familia y hacer saber y compartir con los que no tienen residencia digna de vida que el pan del Altar de Dios.
La Altagracia y su Sagrada Familia están con nosotros… comuniquemos y pongamos por obra la Buena Nueva de la Salvación.