De los tres hermanos, Marta, cuyo nombre significa ama o dueña de casa, la que se ocupa de los quehaceres también reclamaba ayuda en el servicio para poder dedicar tiempo a la Comunión Eucarística.

María de Betania sabía que dedicando buen tiempo a los pies del Señor Sacramentado tendría una mejor calidad de servicio, paz mental y sabría cómo responder acertadamente a los acontecimientos más difíciles que pueden esperar.

Tal fue el caso de la terrible enfermedad de muerte que sobrevino a Lázaro, preámbulo de la Pasión del mismo Señor Jesucristo, de la cual todos tenemos que participar… Ley de esta vida que nadie podrá evadir.

Marta también reclama ante el sepulcro de su hermano, María llora, y la Iglesia les demanda creer en Cristo, el Pan de la Resurrección Eterna.

El Evangelio de San Juan, al final de su primera sección, previa a los discursos de la Santa Cena, muestra la vida de los hermanos después de la resurrección primera de Lázaro, imagen del Bautismo y la Iniciación Cristiana que ha de desembocar en el Servicio desinteresado, en la unción o CULTO LITÚRGICO al Cuerpo de Cristo y TESTIMONIO COMUNITARIO EN SOLIDARIDAD con los que sufren la desgracia en medio de las envidias, los peligros y ataques de este mundo.

El Señor bendiga está, nuestra misión para la cual fuimos creados.