El Fuego Santo ha encendido el Cirio Pascual. Y hemos entrado en esta, la Noche más Santa, a la Casa de Dios y entonado el Pregón Pascual.
En la extensa Liturgía de la Palabra con 7 lecturas y sus salmos, la Iglesia nos ha llevado por la Historia de Salvación para comulgar con el autor de nuestra creación, elección liberación y redención: Cristo Jesús.
Por ello, hemos cantado el Gloria y resonado las campañas a la hora de proclamar las lecturas de la Nueva y Eterna Alianza.
¡Verdaderamente ha resucitado, Jesucristo el Hijo de María Santísima, Aleluya!
Ahora Cantamos la Letanía de los Santos para bendecir el agua y sumergir en ella a los Catecumenos y asperjar al Pueblo tras renovar las promesas bautismales.
Todos renunciando al mal y confesando la Fé Católica.
Luego de bautizar, se confirma a los nuevos cristianos con el Santo Crisma.
Noche en que estos adultos concluyen su Iniciación Cristiana con la recepción por primera vez del Cuerpo y la Sangre, el Alma y la Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo, de manera que sea el Pan Nuestro de cada día para todos.
Y cuando esto ocurra, será una realidad el poder de la Resurrección del Señor.
Celebremos durante la siguiente la Semana in Albis, la Octava de la Resurrección, nuestra fortaleza pascual.
Demos gracias por esta gracia que se nos ha regalado sin merecerla.