Por. Liza Collado

Sin restar importancia al papel que hoy en día juegan los medios de comunicación de masas, lo que verdaderamente ha cambiado los contenidos de las campañas electorales ha sido la generalización de las encuestas. Las informaciones que estas proporcionan y que se desarrollan con técnicas idénticas a las de la investigación de mercados, ha motivado que los líderes políticos inicien sus proyectos conociendo los públicos que piensan votarles con seguridad, los que no votarán en ningún caso y los indecisos.

A estos últimos es a quienes regularmente todos los Partidos dirigen sus mensajes. El intento de conquista que ejercen sobre ellos todas las organizaciones, es la causa de que sus programas sean sensiblemente parecidos y que la conquista del voto se centre más en la capacidad de seducción del candidato y su experiencia que en los contenidos.

El profesor Philipe J. Maarek en su libro “Marketing Político y Comunicación; Claves para una Buena Información Política” nos ofrece una descripción profunda y ordenada sobre la incorporación de las técnicas de investigación y manejo de las encuestas. Las empresas que se dedican a este tipo de actividad comercial están en el deber ético de resguardar las opiniones levantadas en las fichas técnicas y realizar sus publicaciones de acuerdo a los resultados reales.

En la República Dominicana vivimos una campaña atípica, marcada por acontecimientos muy particulares y acompañada por una guerra mediática de encuestas, que en muchos casos, no guarda coherencia con la manifestación pública de la ciudadanía. Tal vez porque en los ciclos electorales en nuestra vida democrática, se han articulado fuerzas que se expresan en alianzas político- empresariales con poca estabilidad y muchas ganas de imponer su apuesta.

Las promesas de campaña que se miden en estas muestras son necesarias para concitar el entusiasmo de los electores partidarios, sin ellas evidentemente no se llega al poder. Sin embargo, en las democracias representativas existen realidades cotidianas necesarias e influyentes en las comunidades, de quienes son los protagonistas de la economía y los fenómenos sociales, esa es la gran riqueza de una sociedad libre, la que no se debe traicionar creando una falsa percepción.

Un verdadero líder hace lo políticamente correcto.

No permitas que te engañe la ola disfrazada de cambio, cuando vayas a ejercer tu derecho al voto hazlo consciente de que en nuestro país se ha orquestado  un sistema de opinión publica oculto. Fuerzas que se oponen de manera sutil al candidato favorito del pueblo y que pudieran ser un motor para variar la percepción, procurando que el colectivo se adhiera a lo que la psicología social define como comportamiento grupal.

El hartazgo nos hace tomar malas decisiones, sobre todo cuando nos venden promesas de cambio, que por su origen incierto nos producen ansiedad. Los que se avecinan, incluyen modificaciones de estatus de los servidores públicos generando incertidumbre, esa es la prueba de que debemos escoger la experiencia y retomar el camino seguro porque la verdadera encuesta está en la calle.