¡Alégrate, el Señor está contigo!

EVANGELIO DEL DÍA

Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de Vida eterna. Jn 6, 68

     

Miércoles, 1 de marzo de 2017

MIÉRCOLES DE CENIZA
Joel 2, 12-18 / 2 Corintios 5, 20
6, 2 / Marcos 6, 1-6. 16-18
Salmo responsorial Sal 50, 3-6a. 12-14. 17

R/. «¡Ten piedad, Señor; porque hemos pecado!”

Santoral:

Santa Eudoxia, San David y San Albino

LECTURAS DEL MIÉRCOLES 1 DE MARZO DE 2017

 

MIÉRCOLES DE CENIZA

 

Desgarren su corazón y no sus vestiduras

 

Lectura de la profecía de Joel

2, 12-18

 

Ahora dice el Señor:

Vuelvan a mí de todo corazón,

con ayuno, llantos y lamentos.

Desgarren su corazón y no sus vestiduras,

y vuelvan al Señor, su Dios,

porque Él es bondadoso y compasivo,

lento para la ira y rico en amor,

y se arrepiente de sus amenazas.

¡Quién sabe si Él no se volverá atrás y se arrepentirá,

y dejará detrás de sí una bendición:

la ofrenda y la libación

para el Señor, su Dios!

 

¡Toquen la trompeta en Sión,

prescriban un ayuno,

convoquen a una reunión solemne,

reúnan al pueblo,

convoquen a la asamblea,

congreguen a los ancianos,

reúnan a los pequeños

y a los niños de pecho!

¡Que el recién casado salga de su alcoba

y la recién casada de su lecho nupcial!

Entre el vestíbulo y el altar

lloren los sacerdotes, los ministros del Señor,

y digan: «¡Perdona, Señor, a tu pueblo,

no entregues tu herencia al oprobio,

y que las naciones no se burlen de ella!

¿Por qué se ha de decir entre los pueblos:

Dónde está su Dios?»

El Señor se llenó de celos por su tierra

y se compadeció de su pueblo.

 

Palabra de Dios.

 

 

SALMO RESPONSORIAL                                          50, 3-6a. 12-14. 17

 

R.    ¡Ten piedad, Señor; porque hemos pecado!

 

¡Ten piedad de mí, Señor, por tu bondad,

por tu gran compasión, borra mis faltas!

¡Lávame totalmente de mi culpa

y purifícame de mi pecado!  R.

 

Porque yo reconozco mis faltas

y mi pecado está siempre ante mí.

Contra ti, contra ti solo pequé

e hice lo que es malo a tus ojos.  R.

 

Crea en mí, Dios mío, un corazón puro,

y renueva la firmeza de mi espíritu.

No me arrojes lejos de tu presencia

ni retires de mí tu santo espíritu.  R.

 

Devuélveme la alegría de tu salvación,

que tu espíritu generoso me sostenga.

Abre mis labios, Señor,

y mi boca proclamará tu alabanza.  R.

 

 

Déjense reconciliar con Dios. Éste es el tiempo favorable

 

Lectura de la segunda carta del Apóstol san Pablo

a los cristianos de Corinto

5, 206, 2

 

Hermanos:

Nosotros somos embajadores de Cristo, y es Dios el que exhorta a los hombres por intermedio nuestro. Por eso, les suplicamos en nombre de Cristo: déjense reconciliar con Dios. A Aquél que no conoció el pecado, Dios lo identificó con el pecado en favor nuestro, a fin de que nosotros seamos justificados por Él.

Y porque somos sus colaboradores, los exhortamos a no recibir en vano la gracia de Dios. Porque Él nos dice en la Escritura: «En el momento favorable te escuché, y en el día de la salvación te socorrí». Éste es el tiempo favorable, éste es el día de la salvación.

 

Palabra de Dios.

 

 

 

EVANGELIO

 

Tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará

 

a    Evangelio de nuestro Señor Jesucristo

según san Mateo

6, 1-6. 16-18

 

Jesús dijo a sus discípulos:

Tengan cuidado de no practicar su justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos: de lo contrario, no recibirán ninguna recompensa del Padre de ustedes que está en el cielo. Por lo tanto, cuando des limosna, no lo vayas pregonando delante de ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles, para ser honrados por los hombres. Les aseguro que ellos ya tienen su recompensa.

Cuando tú des limosna, que tu mano izquierda ignore lo que hace la derecha, para que tu limosna quede en secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.

Cuando ustedes oren, no hagan como los hipócritas: a ellos les gusta orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las calles, para ser vistos por los hombres. Les aseguro que ellos ya tienen su recompensa.

Tú, en cambio, cuando ores, retírate a tu habitación, cierra la puerta y ora a tu Padre que está en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.

Cuando ustedes ayunen, no pongan cara triste, como hacen los hipócritas, que desfiguran su rostro para que los hombres noten que ayunan. Les aseguro que con eso, ya han recibido su recompensa.

Tú, en cambio, cuando ayunes, perfuma tu cabeza y lava tu rostro, para que tu ayuno no sea conocido por los hombres, sino por tu Padre que está en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.

 

Palabra del Señor.

 

Reflexión

EL AYUNO Y LA ABSTINENCIA EN SOCIEDADES OPULENTAS

1.- En el comer y en el beber, España puede considerarse una sociedad opulenta. ¿Cómo debemos entender la mayoría de nosotros el precepto del ayuno y la abstinencia cuaresmal? Quizá la mejor respuesta está ya escrita, en un dicho antiguo que todos conocemos: no debemos vivir para comer, sino comer para vivir. Para vivir íntegramente bien, se entiende, corporal y espiritualmente bien. Es decir, que el ayuno y la abstinencia no deben ser sólo un precepto válido para la cuaresma, sino una norma para toda la vida. Comer cada día, dentro de mis posibilidades, lo que es mejor para mi salud corporal y espiritual. San Agustín, tan genial en esto como en algunas otras cosas, decía que deberíamos comer siempre lo que favorezca nuestra libertad y nuestra caridad. Libertad para el bien, por supuesto, porque a la libertad para el mal San Agustín la llama libertinaje. Y caridad, amor, en sentido evangélico, es decir, no sólo un amor vertical, hacia Dios, sino un amor horizontal, hacia los hermanos. La comida y la bebida deben ayudarnos a eliminar de nuestro cuerpo y de nuestra vida todas las grasas de pecado que nos impiden caminar resueltamente hacia el bien. No se trata de una práctica del ayuno y la abstinencia fácil de cumplir, sino todo lo contrario. Es mucho más fácil, y más perjudicial para la salud, abstenerme durante unos determinados días del año de ciertos manjares, si me permito comer desordenadamente durante muchos otros días de la semana y del año. Comer y beber cada día sólo lo que debo, sin dejarme llevar nunca por la gula o el capricho, es algo extremadamente difícil.

2.- Pero es verdad que el ayuno y la abstinencia pueden y deben tener en cuaresma una práctica y una intención especial. El ayuno, decía también San Agustín, es más cuestión de corazón que de estómago. El ayuno, practicado de manera especial en tiempo de cuaresma, puede consistir en privarme de algunos manjares o de algunas bebidas especialmente agradables para mí, pero de las que puedo prescindir sin perjudicar mi salud. Si soy muy goloso, puedo privarme hasta de los pocos dulces que como de ordinario; si me gusta tanto el chocolate, puedo dejar bien guardado, sin tocarlo en cuaresma, el chocolate; si me gusta beber mi copita de coñac después de una buena comida, en cuaresma voy a dejar la botella de coñac bien cerrada. Que cada uno ponga los ejemplos que más le convengan. Y no olvidar nunca el precepto de la caridad. Con lo me ahorre comiendo o bebiendo algo menos, o comiendo y bebiendo algo igualmente sano pero de menor coste, voy a ayudar, a dar mi limosna, a alguna persona o a algún proyecto de Cáritas que necesita ayuda económica. El ayuno y la abstinencia cuaresmal no deben ayudarme sólo a mí, sino al prójimo necesitado.

3.- Y, para aludir de alguna manera al evangelio de este día, que nuestra mano izquierda no sepa lo que hace la derecha.No se trata de presumir, ni de contar virtudes propias a nuestros amigos. Nuestro Padre, que ve en lo secreto, nos lo pagará, desde luego, pero aunque no nos lo pagara. Un corazón bueno y bondadoso no necesita que nadie le pague externamente sus buenas obras; la paga de amor la tiene siempre escrita e inscrita en su propio corazón. Que durante esta cuaresma que ahora empieza cumplamos con el precepto del ayuno y la abstinencia con libertad y amor, es decir, como Dios quiere.

 

Gabriel González del Estal

www.betania.es