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Por Valentín Medrano

Y JESÚS LLORÓ: Aveces creemos tener muchas razones para la aflicción, sentimos la necesidad de descargar el alma con el llanto, muchos hacen una tenaz resistencia por conductas aprendidas diferenciatorias de género, y es así que en las mujeres suele ser más frecuente acudir al llanto para liberar sus pesares, en tanto el hombre se resiste a este. No hay nada de pecaminoso en llorar, no es vergonzoso ni denigrante. Muy por el contrario es una condición inherente al ser humano, un acto humano, una lógica y tierna reacción.

El versículo más corto de la biblia, compuesto por dos palabras y tan solo 12 letras, nos da el ejemplo del más grande hombre de la historia, divisor de sus dos grandes Eras, que ante el sufrimiento ajeno, sintió compasión por la muerte de Lázaro, y pensando en el dolor de sus familiares, nos recoge el evangelio de San Juan en el capítulo 11, versículo 35, el crudo y humano momento en que, JESÚS LLORÓ (Juan 11:35).

Al sentir dolor, tristeza, congoja, etc, sentimientos muy de humanos, no es denigrante llorar. Nacimos llorando, el llanto antecedió a las rizas, que afortunadamente habrán de superarlo en cantidad en el discurrir de nuestras vidas. Ríe, llora, sé humano y vive plenamente.