Por Miguel Collado

Creo que considerar LIBROS ANTIGUOS a los publicados antes del año 1965 ―como consideran algunos bibliotecarios― no se corresponde con la opinión universal de los especialistas en el tema.

Más adelante transcribo una de las tantas opiniones que aparecen en la redes sociales que no consideran ANTIGUO un libro con menos de 100 años de publicado, es decir, un libro que no haya sido editado del 1918 hacia atrás, considerando el 2018 como punto de partida.

He aquí la cita de una fuente española que me merece crédito:

No hay que confundir un LIBRO VIEJO de un LIBRO ANTIGUO. Aunque pueda tener valor en sí mismo, una obra del año digamos 1930, no puede considerarse ANTIGUA por mucho que creamos tener un tesoro en nuestras manos. Si bien no hay una fecha que nos permita diferencias ambos conceptos, libros con menos de un siglo difícilmente pueden considerarse antiguos. […] Sin embargo, no es un elemento ni muchísimo menos determinante, salvo aquellos publicados hasta el año 1500 llamados INCUNABLES y que tienen gran valor. También lo tienen, aquellos libros que si bien no son incunables le siguen de cerca, como los que aparecieron entre los años 1500 a 1550, [que sí son LIBROS ANTIGUOS].*

Ahora bien, haciendo un ejercicio técnico-intelectual, circunscrito al campo de la bibliotecología, yo propondría, tomando en cuenta la edad editorial y desde mi experiencia como bibliógrafo, la siguiente clasificación:

1) INCUNABLES: los libros impresos desde el momento de la invención de la imprenta hasta el 1500 (siglo XV);

2) LIBROS POST INCUNABLES: los libros impresos durante el siglo XVI (1501-1600);

3) LIBROS ANTIGUOS: los libros impresos a partir del 1601 hasta el 1918 (con un siglo o más de edad editorial);

4) RELIQUIAS BIBLIOGRÁFICAS: los libros entre 50 y 99 años de edad editorial.

Las demás categorías, como LIBROS RAROS o LIBROS INHALLABLES, ya responderían a otros criterios, no incluyendo el elemento TIEMPO o edad del libro desde el momento de su impresión. Es mi parecer desde mi doble condición de como bibliógrafo y bibliófilo. Queda sujeta mi propuesta al juego de las ideas. No consideraré nunca que soy yo quien tiene la última palabra.

*http://www.todolibroantiguo.es/valoracion-libro-antiguo.html