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Como una manera de medir la economía en el corto plazo, los bancos centrales llevan a cabo en forma alterna al Producto Interno Bruto (PIB), el Indicador Mensual de la Actividad Económica (IMAE). En República Dominicana su registro se realiza desde el 2007 e incorpora alrededor del 82.0 % de los componentes del PIB; de manera, que su uso pasa a ser un indicador de oportunidad que permite conocer en forma rápida el desempeño de la economía.

Al examinar el IMAE de los primeros seis meses de la economía dominicana del 2019, podría afirmarse que el mismo se encuentra en caída libre, por el curso tendencial hacia la baja que ha venido teniendo, ocasionado por la acción del clima de incertidumbre política que ha acompañado a la inversión y el consumo de los distintos agentes económicos, derivándose en desmotivación y desconfianza conductual.

La incertidumbre política –matizada por la intención de modificación constitucional- opera como centro gravitacional en la actual coyuntura por la que atraviesa el país, que al operar en forma de fuerza negativa, ha atraído al desempeño de la actividad económica de la nación hacia la disminución sostenida.

La ponderación del IMAE mediante los enfoques desestacionalizado, interanual y acumulado, sustentan la afirmación respecto a que la economía nacional de los meses comprendido entre enero-junio del presente año, muestran una caída libre en la contracción de la tasa de crecimiento, lo suficientemente pronunciada como para merecer la debida atención de los actores.

El ámbito monetario, por conducto del Banco Central, ha reaccionado frente al derrotero del IMAE del primer semestre del 2019, tomando medidas de flexibilización monetaria para reactivar la actividad productiva y comercial, de las del tipo del encaje legal que promueve mayor circulante en la economía y la disminución de la tasa de política monetaria, para incidir en el precio del dinero bancario, uno de los motores que promueve inversión y consumo local.

Sin embargo, las medidas mencionadas en el párrafo de arriba, deben considerarse como una reacción que intenta atacar resultados no ocasionados en el campo monetario, tampoco en el fiscal, sino en el clima político de actores claves que tienen la responsabilidad de la conducción de las políticas públicas del momento; por lo que tal vez la actuación monetaria no sea suficiente para detener la caída libre del IMAE, sino se desmonta en forma definitiva la causal política propagadora de incertidumbre y que no es más que la insistencia por reformar la Constitución en un momento no oportuno y sin el concurso de la sociedad.

Esta opinión está consciente que contradice los resultados obtenidos en la medición del Índice de Confianza del Consumidor que realiza periódicamente el Ministerio de Economía y Planificación, que muestra mejoría y cambio de tendencia en los indicadores global, de coyuntura y expectativas, a mayo del 2019.

La evidencia que sustenta lo afirmado aquí son los resultados de la disminución –que supera el 2.0 %- del ritmo de crecimiento de la demanda agregada en la economía durante los primeros seis meses del año en curso y las medidas de flexibilización monetaria para reactivar la economía, tomadas recientemente por el Banco Central.

Como se indicó más arriba, el examen del IMAE desde las tres perspectivas señaladas, nos permiten al menos no negar lo afirmado, en cuanto a la caída libre que ha presentado la economía en lo que va de año. Veamos al IMAE interanual, desestacionalizado y acumulado para que se aprecie la evidencia.

El IMAE bajo el enfoque interanual, que es el referido al desempeño comparado en un año para iguales meses, se puede apreciar en forma absoluta en el cuadro, que durante todo el tiempo que va desde enero a junio del 2019, su tasa de crecimiento mensual ha sido inferior a la de igual periodo del 2018. A modo de muestra, la de enero 2019 y 2018 fue de un 5.9 % VS un 7.4 %, la de junio de un 2.6 % VS un 7.9 %; por lo que se advierte una caída del IMAE en forma sostenida, haciéndola tendencia a la baja, contrario al movimiento zigzagueante, pero más elevado mostrado en el 2018.

Cuadro                                                                                                                    IMAE 2019 por enfoque, en %

IMAE Enero Febrero Marzo Abril Mayo Junio
Interanual 2019/2018 5.9/7.4 5.8/6.8 5.4/6.2 3.3/7.4 5.3/6.7 2.6/7.9
Desestacionalizado 5.9 5.8 5.4 3.3 5.3 2.6
Acumulado 5.9 5.8 5.7 5.1 5.1 4.7

Fuente: Elaborado por el autor en base a datos de la Web del Banco Central

Por el lado del enfoque desestacionalizado del IMAE, que procura eliminar el efecto de las variaciones cíclicas estacionales y permitir el análisis de la variable en forma puntual, la actividad económica ha mostrado un desempeño decreciente en su ritmo –que lo tipifica como ralentizado-, durante el periodo enero/junio del 2019 -a excepción de mayo, al crecer en enero en un 5.9 %, en febrero en un 5.8 %, en marzo en un 5.4 %, en abril en un 3.3 %, en mayo en un 5.3 % y en junio a un 2.6 %.

En septiembre del 2017 el IMAE registró una pobre tasa crecimiento de un 0.1 %, desde entonces y hasta mayo creció a tasas más altas, siempre muy superior a la manifestada en junio del 2019 que ha sido la tasa de crecimiento menos pronunciada, al situarse en un 2.6 %.

Respecto al comportamiento del IMAE medido en forma acumulada, en el cuadro se puede observar que la economía en la medida que los meses transcurrieron durante lo que ha ido de año, la tasa de crecimiento agregada se ha ido disminuyendo en forma casi permanente, al iniciar el año con una tasa de expansión de un 5.9 %, luego en febrero pasó a un 5.8 %, después en marzo a un 5.7 %, más adelante en abril a un 5.1 %, al mes siguiente –mayo- se mantuvo invariable en un 5.1 %, para finalmente situarse en un 4.7 % para el cierre del primer semestre del 2019.

En cambio, la tasa de crecimiento acumulada del IMAE durante igual periodo del 2018 se colocó en un 7.1 %, para una diferencia en términos comparativos respecto al 2019 de un 2.4 %; lo que permite afirmar sin riesgos a la equivocación, que la actividad económica dominicana se ha ralentizado en forma importante y de no despejarse en forma definitiva el factor político que ha generado incertidumbre entre los agentes económicos, el balance de la economía al cierre del año podría quedar por debajo de lo estimado, de su potencial y del crecimiento del año anterior.

La caída libre de la economía medida por el IMAE resulta un revés no solo para las expectativas del 2019, sino también por su incidencia en otras variables de la economía, como el empleo, la pobreza y la desmejoría de los indicadores que se construyen a partir del uso del PIB como denominador.