No solo porque es un mandato constitucional y de la ley monetaria y financiera, sino por el tema de la estabilidad macroeconómica, la Tasa de Política Monetaria (TPM) es uno de los principales instrumentos con que dispone la política monetaria, para poder alcanzar de manera previsible y mantener una tasa de inflación estable dentro de la meta de inflación que haya fijado la referida política pública; que en el caso dominicano es de 4.0 % +/- 1.0 %, hacia arriba o hacia abajo para el 2018; al tiempo de aportar a la estabilidad del precio de la moneda nacional.

La previsión de la tasa de inflación para 2018 en los Estados Unidos es de un 2.1 %. Sin embargo, a junio se ha colocado en un 2.87 %, para un desvío de un 0.86 %; y en el plano local, el nivel de depreciación proyectada es de un 4.0 %, mientras que el observado al 26 de julio es de un 2.97 %; indicativo de que se aproxima a situarse alrededor del estimado, escenario que no se había presentado desde hacía muchos años.

La TPM es noticia por lo expresado precedentemente y porque además, en el caso particular del aumento anunciado el pasado 24 julio por el Banco Central, muestra un cambio de posición, justo a un año de haberse producido la anterior cuando fue disminuida de un 5.75 % a un 5.25 %, equivalente a 50 puntos básicos.

Naturalmente, la TPM tiene una incidencia en la actividad económica, tanto en la microeconomía, como en la macroeconomía. Con la primera, podría hacer que el público prefiriera aumentar sus depósitos en moneda local y mostrar menos interés por otra moneda fuerte, como el dólar; o lo contrario, dependerá de si la TPM es a la baja o al alza. En el caso de la última subida que dispuso el Banco Central de 25 puntos, al pasar de un 5.25 % a un 5.50 %, sería previsible que el efecto sea de fomento al ahorro en moneda local y disminuir la presión al tipo de cambio, al tiempo de una previsión a las presiones inflacionarias locales e internacionales.

En términos macroeconómicos, la subida de la TPM -aunque procura frenar la elevación de la tasa de inflación, dado que está muy cercana al límite superior de la meta de inflación que es de 5.0 %-, al colocarse hasta junio de 2018 en un 1.43 % y a la interanual en un 4.60 %, podría representar una elevación de la tasa activa bancaria y por su conducto al costo financiero de la inversión de la economía agregada y de la familia, produciendo algún efecto sobre la actividad económica hacia determinados niveles de desaceleración.

Aunque también la subida de la TPM podría ayudar al sistema bancario nacional a disponer de un mejor rendimiento de su liquidez momentánea, al llevar sus excedentes al Banco Central con una tasa más atractiva y, por lo tanto, a un mejor manejo de su tesorería.

En la evidencia empírica dominicana de los últimos 21 meses, los que van desde octubre de 2016 a julio de 2018, el comportamiento de la TPM ha tenido cuatro variaciones, tres con resultados ya observados y uno previsible. El primer cambio de TPM se produjo para octubre de 2016, al elevarla de un 5.0 % a un 5.5 %, luego de permanecer más de un año sin movimiento; después para marzo de 2017, cuando se tomó la decisión de volverla a elevarla a un 5.75 %, posteriormente para julio del mismo año se redujo a un 5.25 % y, finalmente, para agosto de 2018 fue elevada a un 5.5 %.

Ante los cambios producidos en la TPM de un 0.5 %, en el caso del aumento para octubre de 2016, el precio del dinero expresado como tasa de interés activa promedio ponderada nominal, tuvo un efecto de un 1.17 % de incremento en los siguientes dos meses, al pasar de un 14.67 % a un 15.84 %; aunque luego se redujo en diciembre a un 14.46 %.

En la subida en la TPM de un 0.25 % para marzo de 2017, la tasa de interés activa promedio ponderada nominal de la banca múltiple, al mes siguiente, subió de inmediato de un 15.68 % a un 15.82 %, equivalente a un 0.14 %; luego del segundo mes se inició un proceso de descenso, hasta situarse a junio del referido año en un 13.15 %.

Respecto a la disminución de la TPM para julio de 2017 en un 0.50 %, al pasar de un 5.75 % a un 5.25 %; la tasa de interés activa nominal promedio ponderado de las principales entidades de intermediación financiera, aunque para el primer mes tuvo un efecto de incremento de un 13.15 % a un 13.65 %, luego mostró una tendencia hacia la baja, pasando a un 13.47 % para agosto, después a un 12.87 % para septiembre, hasta colocarse para diciembre a un 11.15%.

En los tres movimientos de la TPM arriba citados, se puede apreciar que cuando es al alza, la respuesta de la tasa de interés activa nominal ponderada ha sido inmediata; en cambio, cuando fue hacia la baja tardó un mes para su efecto traspaso.

En cuanto al cambio hacia el alza de la TPM para agosto de 2018, de un 0.25 %, el efecto previsible, partiendo de la experiencia de los tres cambios que la han precedido es que sea de inmediato, sobre la tasa de interés activa nominal de la banca múltiple y el resto de las entidades que conforman el sistema financiero nacional, en una magnitud entre 0.50 % y 0.75 %.

La subida en la tasa de interés activa nominal bancaria es previsible en el porcentaje mencionado, dadas las presiones en la tasa de inflación local e internacional; la primera que se situó a junio del presente año en un 1.43 % y la anualizada en un 4.63 %, explicada por el alza del precio del petróleo y presiones en el tipo de cambio; la segunda, ante la subida de la tasa de interés de la Reserva Federal de los Estados Unidos, la que en lo que va del 2018 ha aumentado un 0.50 %, al pasar de un 1.50 % a un 2.0 %, una respuesta a nivel inflacionario que se sitúa en un 2.87 %; y la guerra comercial que ha iniciado ese país contra China y Europa, y las respuestas de esos países en lo que tiene que ver con el aumento de los aranceles, generando una inflación inducida en la economía mundial.