España se mantenía en vilo este miércoles ante una operación contrarreloj para tratar de encontrar con vida a un niño de dos años atrapado desde el domingo en un profundo y estrecho pozo en el sur del país.

Desde que cayera en el pozo de 25 cm de diámetro y más de 100 metros de profundidad en la sierra de Totalán, Andalucía, un centenar de rescatistas, respaldados por ingenieros y empresarios incluso extranjeros, trabajan sin descanso en una operación que admiten es muy complicada e inédita en el mundo por las características del terreno.

Las autoridades desconocen si Julen sigue con vida, pero este miércoles anunciaron haber encontrado en el pozo pelo del niño de dos años, brindando la esperanza de que pueden estar cerca de hallarlo.

«Se encontró un poco de pelo […] y las pruebas que se realizaron por parte de la Guardia Civil, de ADN, certifican que es del niño», explicó a la radio cadena Ser el delegado del gobierno español en Andalucía, Alfonso Rodríguez Gómez.

Esta fue la primera prueba de que efectivamente Julen se encontraba en el pozo, un agujero no señalizado y según el diario El País excavado sin permisos, donde cayó cerca de donde sus padres almorzaban el domingo.

«Hay esperanza de vida, y cada minuto que pasa se está perdiendo», dijo el martes Miguel Ángel Escaño, alcalde de Totalán.

Los medios españoles daban amplia cobertura a la operación y divulgaban cada detalle del rescate, para el que el gobierno español ofreció todos los medios necesarios.

«Todo mi apoyo a los padres y a los equipos de emergencias que están participando en el rescate. Mantengamos la esperanza en el mejor desenlace», llegó a tuitear el presidente del gobierno, Pedro Sánchez.

Tras el hallazgo del pelo se sabe «que podemos estar cerca», afirmó a periodistas María Gámez, la subdelegada del Gobierno en Málaga, donde se ubica la sierra de Totalán.

«Se ve algo de luz», reaccionó el padre de Julen, José, quien admitió a periodistas que tanto él como la madre, que el domingo almorzaban cerca del pozo, se sienten «muertos, pero con la esperanza de que tenemos un ángel que nos va a ayudar a que salga vivo».

«Parece que llevamos meses», señaló, visiblemente afectado.

Con la dificultad de acceder por el pozo, los equipos de rescate cavan dos túneles, uno en paralelo al agujero y otro en dirección oblicua, para tratar de llegar al lugar donde se sospecha está el niño, algo que podría tardar entre 24 a 48 horas.

Julen podría estar atrapado bajo un tapón de piedra a más de 70 metros de profundidad, que los rescatistas tratan de retirar mediante un proceso de succión, explicó a la prensa el ingeniero Ángel Vidal, al frente del equipo de técnicos.

A la operación, en la que participan actualmente nueve empresas públicas y privadas, se unió la noche del martes la firma sueca de geolocalización Stockholm Precision Tools AB, que colaboró en el rescate de los 33 mineros atrapados por 69 días en el norte de Chile en 2010.

Se han recibido «más de 60 ofrecimientos de empresas de todo el mundo» para colaborar y corresponde a un consejo asesor dirigido por ingenieros determinar cuáles son las tecnologías más útiles, dijo el coronel jefe de la Comandancia de la Guardia Civil en Málaga, Jesús Esteban.

La prensa española recordaba dos casos similares que ocurrieron en el pasado, uno trágico y otro con final feliz.

Uno es el de Alfredo Rampi, de 6 años, que en 1981 mantuvo en vilo a toda Italia tras caer en un pozo de las afueras de Roma, e incluso llegó a ser contactado con vida, pero murió antes de ser rescatado.

El otro, en octubre de 1987, en la ciudad estadounidense de Midland (Texas), en que se rescató con vida a Jessica McClure (18 meses), quien permaneció durante 58 horas en el fondo de un pozo de casi nueve metros de profundidad.

Fuente: Afp.com